Polinización
A pesar de no ser tan eficientes como las abejas, las mariposas cumplen un gran rol en cuanto a la polinización de flores diurnas. Las mariposas tienden a favorecer a las flores grandes y coloridas que tienen una plataforma de aterrizaje (labelo), y recogen polen con sus patas largas y delgadas mientras succionan el néctar de la flor.
Estado del ecosistema
Las mariposas tienen ciclos vitales anuales (transformándose de huevo a forma adulta en un año), y requieren que cada año estén presentes las mismas condiciones para que los nuevos huevos alcancen la madurez. Esto hace que las mariposas sean especialmente sensibles al cambio climático, como la polución o la pérdida de hábitat, y por lo tanto, son más sensibles que las aves, las plantas u otras especies con ciclos vitales más largos. Por lo tanto, la abundancia de mariposas suele indicar salud en el ecosistema.
Migración
Muchas especies de mariposas, como la mariposa Monarca o la Dama pintada, migran a largas distancias, hasta 3.000 millas (4.830 km) en algunos casos. Estas migraciones permiten la polinización entre grandes distancias, lo cual ha aumentado el interés de los humanos por estas especies.
Presa
Las mariposas pueden suministrar una buena fuente de alimento para depredadores tales como aves o ratones. Algunas especies de mariposas, como la Monarca, llevan toxinas que sirven como mecanismo de defensa, y resultan peligrosas para la ingesta de algunos depredadores.
Restauración
Las mariposas contribuyen a la restauración del ecosistema ya que suministran polinización y fuente de alimento. El incremento de poblaciones de mariposas puede indicar un aumento en la diversidad de las plantas y otros grupos polinizadores dentro las zonas restauradas.
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